La Ciudad Encantada, declarada sitio Natural de Interés Nacional. Estos fenómenos geológicos, mundialmente conocidos, son formaciones rocosas literalmente esculpidas por la acción del agua, el viento y el hielo, que al erosionar durante siglos las rocas, ha conseguido modelar figuras humanas, objetos, animales, con una precisión difícil de entender, hasta conseguir una ciudad delirante, una ciudad que parece dormida de algún hechizo misterioso
El río Júcar, a su paso entre Uña y Villalba de la Sierra, forma un gigantesco e impresionante cañón. Es aquí, a casi 1.500 m. de altitud, donde la naturaleza se ha permitido uno de esos caprichos que llenan siempre de pasmo al viajero: La Ciudad Encantada, declarada sitio Natural de Interés Nacional. Estos fenómenos geológicos, mundialmente conocidos, son formaciones rocosas literalmente esculpidas por la acción del agua, el viento y el hielo, que al erosionar durante siglos las rocas, ha conseguido modelar figuras humanas, objetos, animales, con una precisión difícil de entender, hasta conseguir una ciudad delirante, una ciudad que parece dormida de algún hechizo misterioso. Es la diferente dureza y composición de las rocas, lo que ha hecho posible la formación de esculturas de la Ciudad Encantada. Efectivamente, éstas en su parte superior, de un color grisáceo, son dolomías (calizas magnesíferas pobres en cal) y en la parte inferior, de tono rojizo, calizas margosas, con menor magnesio y menor resistencia a la erosión. Caminando por la Ciudad Encantada se crea la ilusión de hacerlo por una ciudad ciclópea y laberíntica, con sus calles y plazas, altos edificios, puentes romanos, puertas góticas, monolitos, bosquecillos e incluso grandes barcos erguidos sobre sus quillas.La vegetación, espléndida, formada por quejigos, sabinas, enebros, boj, zarzamoras,…
Los rebaños de ovejas pastan por los alrededores rompiendo el silencio con el sonido de sus esquilas, y en el aire siempre flota un perfume de romero, tomillo y mejorana.